Un pueblo se transforma: un hombre pinta su rostro en la iglesia como un nuevo santo | España | EL PAÍS
La iglesia de San Miguel de Latre, datada del siglo XII y situada en una pequeña pedanía del Prepirineo oscense con apenas ocho habitantes, ha sido objeto de una renovada decoración y ha incorporado un nuevo santo en su techumbre. Un atípico San Matías ha sido retratado en la recién pintada lonja, y su apariencia es idéntica a la del empresario que financió la obra, Eduardo Lacasta, oriundo de este municipio y conocido por sus vínculos con la comunidad, aunque también por haber sido condenado por estafa en 2020. No es la primera vez que actúa como mecenas de esta parroquia, pero sí es la primera ocasión en que decide dejar su huella de esta manera, generando una considerable controversia entre los vecinos, la Iglesia y hasta la dirección general de Patrimonio, dado que no se consultó ni solicitó permiso a ninguna autoridad para incluir su retrato.
La historia la destapó este martes, justo después del día de Reyes, la periodista Cristina Pérez, de la cadena SER en Jaca, cuando, a través de un grupo de WhatsApp de mujeres rurales al que pertenece, pudo leer la denuncia de una historiadora de la zona ―que no quiere dar su nombre― indignada con este acto de “megalomanía rural” tan poco común.
El mensaje, visto por este diario, contaba cómo “un vecino con pudientes” había decidido “sin contar con la opinión de personas expertas en restauración ni con el visto bueno de nadie”, repintar la entrada del templo “a su gusto, llegando a retratarse él mismo como San Matías”. La autora lamentaba “el desastre y ridículo” de esta acción y lo que suponía de daño para el patrimonio de una iglesia “típica del románico aragonés y de valor incalculable”. Y terminaba lanzando una advertencia: “Vecinos, estad alerta, en serio, de estos saltacletas y furtasantos. Los tentáculos de Lacasta pueden extenderse”. Firmaba Santa Bárbara, ya puestos a aumentar el santoral.